Los Consagrados Bajo Sacramento formamos un Cuerpo Espiritual bajo la Ley de JesusCristo.
Nuestro principal sentido es poner por Obra la Voluntad del Padre en cada uno de nosotros...

UNA DISPENSACIÓN, UN NUEVO ORDEN

Ha descendido una Dispensación, un nuevo Orden establecido por el Reino del Dios Vivo.

Una Dispensación es una clara intervención del Reino de Dios sobre la Tierra y sobre los Hombres. Un acto al modo de Dios y no de manera de cómo lo concebimos los humanos. Se prepara en vida pre-terrenal, espiritualmente primero. Sin una Dispensación, una acción directa de Dios, nunca habrá un Orden superior entre los Hombres. Es una dádiva del Reino Vivo.

Una Dispensación posee un Orden y Objetivos que van en pos de alcanzar metas espirituales, no mundanas, no humanas, cuya esencia será recogida, en su día, por el mismo Dios.

Hoy estamos viviendo una nueva intervención de Dios sobre esta Tierra. Vivimos tiempos de tribulación, en el que todas las cosas están cambiando y muy rápido. Es un tiempo de preparación para este nuevo Orden que ya está en ciernes.


Mi Nuevo Orden Personal.

Cuando buscaba una nueva salida para resolver mi atribulada vida, me invitan a participar en una reunión. Poco sabía de qué se trataba, pero acepté. De esta forma me entero de un Camino de Consagración y Sabiduría, inserto en una Dispensación de Paz, y sentí y vislumbré algo muy especial que hoy, aún no sé cómo describir.

A fines del año 2005 y a comienzos del 2006, lograba concretar una serie de sueños y metas (profesionales, laborales, materiales, etc.) que me había propuesto y por las que había trabajado, luchado y endeudado, durante mucho tiempo. Estaba casada y me sentía orgullosa porque iba a cumplir 30 años de matrimonio. Mis hijos mayores estudiaban sus profesiones, la más pequeña, asumiendo sus estudios de enseñanza media. Todas estas situaciones eran muy anheladas y ambicionadas por mí, por lo que me sentía orgullosa, sin embargo no encontraba sentido a mi vida, todo era muy triste y me sentía muy sola y agobiada.

La relación que mantenía con mi esposo era conflictiva, la convivencia con él era muy tormentosa, llena de mentiras y engaños. Más siempre busqué muchas vías de solución para mantener y mejorar la relación de pareja y vida familiar (terapias individuales, familiares, de parejas, asesorías psicológicas, psiquiátricas, grupos de apoyo de la iglesia católica, etc.) pero todo fue en vano.

Asumido este Camino de Consagración, comencé a comprender que lo que había vivido y por lo que había “luchado” con tanto dolor, todos esos años, había sido una mentira, que quise mantener dentro de un contexto social y religioso de este mundo.

Había que cambiar y reordenar todo. Necesitaba una fuerza superior para ordenar mi vida. Desde mi interior, y hoy lo comprendo, escuché y liberé el Espíritu que me vive, elevé oraciones pidiendo a Dios, a JesúsCristo, y al Espíritu Santo; ayuda, claridad y más fuerza. Oraba a Dios, y le pedía que se hiciera su Voluntad, que yo acataría su decisión. Yo lo percibía y sentía que me estaba acompañando y eso me daba las fuerzas para continuar.

Cada vez que me relacionaba con Cristo, sentía que no me abandonaría, que me salvaría del abismo, que me “rescataría de los que querían quitarme la vida y de todas las calamidades”, que me guiaría, que me sanaría.

Poco a poco y con mucha Fe en Cristo, que no me abandona y que me ama, he ido ordenando mi vida, disolviendo, entregando, desarmando, modificando, soltando. Todo en un nuevo orden, un orden espiritual, ya no en lo mundano ni material. Eso ha sido gracias al Poder transformador de Cristo.

Entonces me doy cuenta que la Dispensación que hoy vivimos, como intervención del Reino sobre los Hombres, también es una intervención personal en cada uno. El ha intervenido directamente en mi y ha provocado este cambio, un nuevo Orden en mi existencia. Una nueva forma de ver y comprender los hechos y situaciones que ocurren en mi vida


Algo maravilloso estoy viviendo hoy, reconociendo y venciendo mis emociones, mis temores, mis angustias, mis dudas. Vivo en oración, en Paz, con el Amor de Cristo, Su Ley, y todo aquello que ha descendido y se nos entrega día a día desde el Reino Celestial para ésta, nuestra “Dispensación de las Vísperas del Milenio de Paz” que ya está sobre nosotros.




Susana Miranda Cortés
Consagrada Bajo Sacramento
Santiago, junio 2010.

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CAMINO DE CONSAGRACIÓN Y LIBERACION

En la época en que prevalecía la antigua Ley - tiempo anterior a la venida de Cristo en Jesús - los seres humanos se encontraban bajo la condenación del Pecado Original, cuya raíz fue la desobediencia del Hombre Adámico a las indicaciones del Padre Creador. Ahí el Hombre perdió su inocencia y se transformó en esclavo del pecado.

Dios, El Padre, dispone un Plan de Salvación que permita al Hombre reestablecer su condición original. Envía a la Tierra a su hijo predilecto, cuan Mesías, a ejecutar el Plan. Este Hijo Dios encarna en Jesús y es El quien nos libera de esa esclavitud que era el pecado original. Esta liberación se produce en el Hecho Crístico, portento acontecido en los 3 días de su muerte carnal.

En ese Gran Hecho, Cristo, en su potestad celestial, desciende a los infiernos y le quita a Lucifer el poder que tenía sobre la muerte; cierra los abismos; abre los cielos y con ello las Glorias de Inmortalidad. Libera a los Santos que dormían en la muerte en espera del día de la Resurrección. Al ascender al Reino del Padre Creador, permite la venida del Espíritu Santo como Poder Celestial que instruye y guía al Hombre hasta estos días.

Esta es la nueva condición creada por Cristo y esta acción liberadora es dada a todo Ser desde que nace, sin discriminación.

Hoy todo Hombre ya es salvo, y para servir al Reino, Cristo nos fija un Camino de Consagración y de Sabiduría, porque ya no basta con creer, hoy es necesario Consagrarse al Dios Vivo, el Cristo.


De tanto caminar… mi Testimonio

Conocer el Hecho Crístico, después de tanto andar por caminos equivocados y buscar sin saber que, fue fundamental para tomar la opción de Bautizarme. Lo hice con una gran mochila a cuestas. En ese momento, con lo poco que sabía, mi meta era Consagrarme a Cristo, conocerlo y saber que estaba Vivo y que EL sería mí conductor, además que mí espíritu estaría activo desde el momento de ser bautizada. Así inicié mi nuevo camino, un camino de Liberación.

Todo esto me dio fuerzas para hacerle el quite a las trampas y tentaciones que el mundo me ponía. La Fe que en ese tiempo tenía, era débil, pero estaba. Aprendí más de ésta Fe; me enseñaron mis guías que la Fe es la llave que activa el Umbral Superior, que tiene por clave esencial al Espíritu, que me permite alcanzar la conciencia y a través de ella, la aceptación total; que Cristo es nuestro Salvador y que el Padre nos ha enviado a su hijo predilecto para redimirnos y elevarnos. La vivencia del Espíritu me da la certeza que Cristo vive en cada uno.

Fue muy sorprendente saber que Cristo vivía en mí y fui tomando conciencia de que yo era un Ser especial al aceptar y querer estar y ser conducida por Cristo. Para mí es un privilegio seguir al Cristo Vivo y llegar a hacer la Voluntad del Padre.

No fue fácil, hubo muchas piedras que tuve que tirar atrás para limpiar mí camino y ver la luz de mí espíritu, que cada día alumbraba más este caminar y que me daba fuerzas para seguir. Además tenía la ayuda y protección de Cristo y mis guías de cuerpo que fueron fundamentales en mí Consagración, me guiaron y me fueron mostrando armas espirituales que hicieran más fácil encontrar la huella para adentrarme en este camino; FALTA MUCHO, pero seguiré dando la pelea.


¿Que estoy haciendo hoy?

Hoy he dado un paso más en este caminar de amor y coherencia, un paso muy especial; ponerme bajo los Sacramentos. Cristo me toma me purifica y me transforma. He recibido el Pan, que es el Cuerpo de Cristo, que limpia mi cuerpo entero, y he recibido el Vino, que es la Sangre derramada por Cristo, que purifica mí sangre, y me deja en una nueva condición, de inocencia y pureza.

Se que me espera mucho trabajo, pero con la experiencia de nueva vida en este camino de consagración en Dios, tomo fuerzas para vivir en la coherencia y conciencia de esta nueva condición para dar testimonio de vida espiritual; del Hecho Cristico; y del Nacer de nuevo, para entregarlo a otros creyentes que andan en busca de la Verdad y no saben como llegar. Ahí estaré para dar a conocer al Cristo y su Camino de Salvación, porque todo creyente puede llegar a vivir a Cristo y, a través de El, conocer y hacer la Voluntad del Padre.

Como Consagrada Bajo Sacramento, con Cristo como conductor y mí Espíritu como gobernante, seguiré en la consolidación de este camino de Salvación y Liberación, en conciencia y obediencia a la Santísima Trinidad.


María Angélica Nieto
Consagrada Bajo Sacramento
Junio del 2010.

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Consagrados Bajo Sacramento Santiago

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