Los Consagrados Bajo Sacramento formamos un Cuerpo Espiritual bajo la Ley de JesusCristo.
Nuestro principal sentido es poner por Obra la Voluntad del Padre en cada uno de nosotros...

Si Dios Quiere...

He estado reflexionando sobre esta frase tan usada por todos, y no puedo dejar de notar que hay algo (o todo) de ofrenda en ello, que cada vez que uno organiza una junta, una actividad o lo que sea a título personal, laboral o de cualquier índole, siempre se termina la frase diciendo “si Dios quiere”… como una sentencia. Así damos y reconocemos la Autoridad que ante cualquier proyecto personal, por sencillo que sea, como juntarnos a la salida del trabajo para ir al cine o comer, o más importante como entrar a la universidad, o aprobar el examen de grado, o calificar para un trabajo, etc. ... lo concretaremos sólo si el proyecto es agradable a Dios, por tanto así Dios lo querrá. Y complementando esto, si el proyecto se concreta, es “gracias a Dios”; y si no se concreta, él o los afectados se recienten mucho, y de acuerdo a la trascendencia del proyecto, algunos, los más sabios, lo aceptan en humildad, otros despotrican y otros se rebelan, pero los espectadores de este fracaso sentencian nuevamente diciendo “Uno propone, pero Dios dispone”.

Es importante darse cuenta de esto, ya que aún en la “semi-inconsciencia”, reconocemos a Dios como Ser superior de quien depende nuestra vida.

¿Qué quiere Dios para mí?
¿Qué quiere Cristo de mí? ¡Qué persona no quisiera saber esto!: el tener esta información valiosísima para saber administrarse en el mundo. Yo recuerdo que en mi adolescencia, un aspecto que sentía como muy injusto, y que con el ímpetu de la juventud le reclamaba a Dios, tenía que ver con no saber que esperaba Él de mí para no cometer errores en la vida, sobre todo que en ese momento yo vivía bajo el fraude de creerme “nacida en pecado”, y no sabía que este tema estaba saldado y aclarado con la venida de Cristo en Jesús, y la gran liberación producida luego de los Tres Días de Su Victoria.
Hoy transito un Camino de Verdad y conciencia, donde tengo certezas de alcanzar a conocer lo que Dios quiere de mí, lo que constituye un inmenso regalo que se obtiene bajo La Gracia de nuestro Señor, la cual está abierta para todo creyente. Por lo mismo, desde hoy mi mayor meta en la vida, mi “brújula” y “mapa del tesoro”, es mi Pertenencia a Cristo, que debe estar a la base de todo mi actuar, y ser coherente con un plan personal de trabajo, para llegar a comprender y compenetrar, hasta ser lograda en mí, la Voluntad de Dios.
Todo Consagrado, bajo la Ley de nuestro Dios JesúsCristo, transita este camino para llegar a descubrir quién es y qué quiere Dios de él, lo que llamamos índole, y luego trabaja por hacerla realidad, para llegar a ser lo que verdaderamente es, que no es otra cosa que “poner por obra la Voluntad del Padre”. Aquí es Cristo Dios quien guía. Su Amor y Misericordia son inconmensurables. Otorga un Orden para administrarse conforme a Su Ley, y así conduce de acuerdo a lo que cada uno es y al grado de avance en el camino. Asumir esto es asumir la Pertenencia a Cristo.


Desde ahora en adelante mi compromiso es vivir conforme a lo que es la Voluntad manifestada por Dios en el espíritu que me vive, siendo coherente con su consecución, suscribiéndome a las indicaciones que Cristo me advierte, porque en esta Pertenencia, en este caminar bajo la obediencia, están contenidas las claves para su logro. Así, espero dar un salto para llegar a ser lo que Cristo Dios me manifiesta hoy en esta etapa del camino.
Por tanto, como se ha dicho tantas veces, el camino no es “Cristo dice y yo obedezco”, eso es obediencia ciega, por tanto ovejuna, de un rebaño que no piensa ni reflexiona. Dios no espera que lo sigamos sin saber por qué ni para qué, eso no es caminar, es dejarse arrastrar y Cristo espera más de nosotros, justo lo contrario, para eso nos lo da todo y nos entrega al Espíritu Santo.
La clave entonces es: “Cristo me habla (Pertenencia) en mi particularidad (índole), yo agradezco, investigo, estudio, discierno, tomo conciencia y me vivo la Consagración de acuerdo a las luces que Cristo me entrega”, que corresponde a un nivel de obediencia iluminada: la obediencia de un Consagrado a Dios, en donde es clave la Sabiduría que emana de la Madre Espíritu Santo.
Por tanto, ya superamos la frase “Si Dios quiere…” (y no está mal estar consciente de ello), en el entendido de la claridad y en el anhelo genuino de autorizar que nada de lo que nos propongamos se concrete si no es agradable a Dios, y por tanto, si no está bajo el Orden de Dios Padre.

Ahora avanzo en la conciencia de lo que Dios quiere y espera de mí. De ahora en adelante mi oración es: “El Espíritu Santo me instruye, Cristo me construye”, yo solo camino de acuerdo a lo convenido con Dios, con la mirada y el anhelo puestos en el paso siguiente.

Los creyentes que aún no alcanzan la Gracia de la Consagración tienen la posibilidad de prepararse para llegar a esta etapa, y conocer lo que Dios espera de ellos. Para ello cuentan con el Magisterio del Espíritu Santo, y podrán disponer de todas las herramientas que entrega un camino de Santidad y Sabiduría como este.
Que la urgencia de Cristo sea tu urgencia… y no otra.
En Cristo, mi Señor,
Hermana Paz Ojeda
Consagrada Bajo Sacramento

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JesusCristo y el Bautizo

Sabemos que Cristo encarnó en Jesús y estableció una Ley para la consagración de todos los creyentes: El Bautismo.
Juan el Bautista avisa que él bautiza por agua y que vendrá otro que bautizará con un Sello superior: por Fuego. Con Nicodemo, un líder de los Fariseos, Jesús declara que para entrar al Reino de Dios se debe nacer por Agua y por Fuego. Entonces por estos dos Sellos: Agua (psiquis-alma) y Fuego (Sello de nueva vida en el Espíritu), el Ser queda en grado de recibir conscientemente el Espíritu Santo.
El Bautismo es el inicio del Camino de Consagración para el creyente, un camino de vivencias en el Espíritu. El Sello de Agua se hace bajo autorización de Dios Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Con el Sello de Fuego la persona comienza a tomar plena consciencia de su propio Espíritu y queda en grado de reconocer y vivenciar el Espíritu Santo. Se realiza por imposición de manos y debe ser llevada a cabo bajo las claves del Sacerdocio de Cristo.
El Bautismo es el piso de la Consagración del creyente, es un Nacer de Nuevo, y desde ahí la vida del Hombre da un vuelco hacia la inmortalidad y la gloria celestial.
Con el Sello Bautismal todo hombre y toda mujer pueden ser Sacerdotes y cumplir los pasos superiores de su consagración en la tierra.
Con este Sello, que se constituyen en un Sacramento: El Bautismo, el Hombre ha iniciado su caminar para llegar a hacer la Voluntad de Dios en él. De acuerdo con esto, es fundamental que el Bautismo sea una acción consciente, por lo tanto, todo recién nacido, como es un Ser inocente, no necesita bautizarse pues está en la plenitud de la Gracia. El bautizar a niños es aseverar que Cristo no vino.

Testimonio: El despertar de mi Espíritu.

Me Bauticé y así comencé este Camino de Consagración y Sabiduría sin saber ni pensar plenamente lo que era, solo sentía que mi espíritu me invitaba a conocer a Cristo. Con cada charla que tenía, mi espíritu se emocionaba y vibraba al conocer la Verdad de Cristo, que es un Dios muy distinto al cual yo conocía. Me maravillaba el saber que era un Dios Vivo, un Dios que nos habla, escucha y nos guía, un Dios que ha existido desde siempre. El conocer el Hecho Crístico cambió totalmente mi visión sobre la vida. Saber que el mismísimo Cristo encarnó en un hombre para cumplir con el Plan Perfecto del Padre, y que fue Él quien bajo La Gracia, y en una clara manifestación de su infinito amor por nosotros, nos liberó de los infiernos y reestableció el espíritu, la verdadera vida, en nuestra existencia.
Cada vez que hablaba con mi guía, sentía una alegría tan grande y me preguntaba por qué en la iglesia nunca nos habían dicho estas maravillas: que éramos salvos, que estábamos bajo La Gracia, que ya no nacíamos en pecado, que nacíamos inocentes, y que por ende, entre otras cosas, no es necesario bautizar a los niños, que son seres puros. No lo entendía y en mi cabeza no cabía el motivo de ocultar todo el portento que encierra el Hecho Crístico. Ahora, después de haber iniciado este Camino de Consagración, entiendo las razones de por qué las instituciones religiosas no admiten esta gran verdad, y es que si se conociera esta realidad, perderían el poder que tienen sobre sus fieles, y ya no tendrían más ovejas que guiar, porque el Hombre sería libre y se guiaría por la relación personal con Cristo.
En mi Bautismo por Aguas (Purificación) y por Fuego (Sello del Espíritu Santo), sentí que estaba viviendo lo más emocionante y liberador que me ha pasado en esta existencia. Saber que con estos Sellos soy partícipe del Plan de Salvación, que tengo una Pertenencia al Cristo Vivo, y que por ésta seré reconocida en los Cielos, es el goce más grande que he podido experimentar.
Y es así como conozco a Cristo, ese Dios que nos guía por el Camino que nos conduce al Padre; y es la Madre Espíritu Santo quien me entrega la claridad de que debemos llegar a ser Agentes del Reino sobre esta Tierra, y que esta vida que el Padre me ha otorgado tiene por objetivo cumplir con Su Voluntad.
Desde mi Bautismo, cada día es una nueva oportunidad de aprendizaje y de elevación de mi espíritu, y mi sustento es Cristo, porque me da su alimento divino, vivo Su poder transformador y Su Amor. Desde mi Bautismo he podido desarrollar una relación personal con Cristo y hoy entiendo claramente la enseñanza que Jesús le manifestó a Nicodemo: La opción para la verdadera vida es Nacer de Nuevo.

Rosa Murillo
Consagrada Bajo Sacramento.

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Consagrados Bajo Sacramento Santiago

Los Consagrados Bajo Sacramento formamos un Cuerpo Espiritual bajo la Ley de JesusCristo.

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