* Consagración en una Palabra: Liberación

Cristo el Dios que Libera

Cristo, el Verbo, cuan Hijo de Dios vino a cumplir con la Voluntad del Padre y a ejecutar el Plan del Reino. Vino en Jesús a liberar al Hombre de las antiguas ataduras y a reestablecer su condición original, de Ser perfecto y espiritual. Esa condición el Hombre la había perdido en la Caída (Caída Adámica) producto de su rebeldía contra Dios Padre. Esta acción Liberadora que el Cristo ejecuta, a través del Plan de Salvación, deja al Hombre de cara a una opción: seguir ligado a las cosas del mundo y gobernado por el alma, o someterse con humildad al Gobierno del Espíritu y llegar a conocer y hacer la Voluntad del Padre.

En este sentido la acción del Cristo Victorioso es vital, Él establece un nuevo tiempo, donde cada Ser puede llegar en conciencia a conocer su calidad espiritual y de la mano de JesúsCristo alcanzar la verdadera Libertad, que es la Libertad del Espíritu.

Cómo fue mi Liberación

Descubrir a Cristo, conocer su Voluntad y esmerarme por llevarla a cabo es parte de la realidad que me ha vivido en este tiempo en que he caminado por la Consagración.

Mi vida ha experimentado un giro inesperado, pues todo se ha ido ordenando en torno a la verdad que hoy me vive, y no ha sido algo forzado, sino que ha fluido en forma natural y espontánea, haciendo que el mundo y sus afanes, que antes me parecían naturales, vayan perdiendo influencia en mí.

En el primer momento sólo me movía la Fe y un impulso inexplicable que me decía que debía hacer la Voluntad del Padre. Realmente no dimensionaba lo que eso significaba, pero era la idea que recurrente y majaderamente venía a mí cuando me preguntaban por qué quería consagrarme.

Como dije, en el comienzo sólo Fe, porque de verdad que no entendía mucho qué y cómo hacer una vez Consagrado. Sin embargo, todo llega cuando debe llegar y no antes. Todo lo grande comienza por lo pequeño y todo lo difícil por lo fácil. Así, poco a poco, de una forma maravillosa, Cristo me ha ido alimentando y me ha ido mostrando, según lo que mi estado de conciencia pueda entender y aferrar, la Verdad y el sentido de estar viviendo la vida que me tocó vivir. Y todo eso confluye en realizar la Voluntad de Dios Padre.

Ha sido un camino de Amor, alegría, plenitud, de Fe, obediencia, renuncia y esfuerzo, en el que mi relación con Cristo se ha ido estrechando y fortaleciendo a medida que me he dispuesto a que Él intervenga en mí y me transforme desde adentro, para dejar de depender del mundo, de sus afanes y sus angustias materialistas.


Iván Rodríguez
Consagrado Bajo Sacramento
Mayo 2010