Un Camino con Sentido

¿Es posible darle sentido a nuestra vida?
Todo hombre o mujer de Fe puede hoy alcanzar una verdadera transformación en su Ser. Para ello es fundamental tener la disposición y la confianza necesaria para que aquel que es el Dios Vivo, el Cristo, actúe en cada uno.

Cristo en Jesús nos mostró su portento en los 3 días de su muerte, conocido como el Hecho Crístico. Este Hecho salvó al Hombre de su caída, lo liberó de las trampas de lo tenebroso, porque durante esos 3 días, el Verbo, el Cristo, bajó a los infiernos, cerró los abismos, venció a la muerte, abrió los Cielos, la morada del Padre Dios, y nos legó la Resurrección como promesa cierta y luego, en el hecho de Pentecostés, envió el Espíritu Santo a toda la tierra para que el Hombre tenga acceso a su Magisterio Eterno. Desde ese tiempo tenemos una nueva condición, somos esencialmente seres espirituales. Podemos despertar a la conciencia espiritual y al Gobierno del Espíritu. Entonces quedamos en condiciones de dar un salto para liberarnos del gobierno del alma y de la mente y acceder definitivamente a una nueva forma de vida, trascendente y bajo la guía de un Dios Victorioso, JesúsCristo.


¿Cómo llené el vacío que me vivía?

Muchas veces sentí que mi vida estaba llena de preguntas sin respuestas; donde me pasaban situaciones a las que no les encontraba sentido y no sabía para qué estaba haciendo todo.

Gran parte de lo que hice de mi vida fue lo que la sociedad esperaba de mí; por mi familia y por situaciones por las que era llevada en mi vida. Pocas veces sentí que de verdad iba para algún lado.

Busqué tantas veces, toqué muchas puertas con diferentes respuestas espirituales; y algunas de ellas eran un alivio temporal a esa sed que no podía aplacar. Es imposible vivir una senda sin la coherencia y el sentido profundo del rito para alcanzar la espiritualidad anhelada. Hasta que un día bajé los brazos y decidí que mejor vivía lo que se me ponía al frente y punto, que no valía la pena buscar.

Pasaron varios años en que me sumí en el cotidiano, el trabajo, la casa, la familia, y frente a mis inquietudes espirituales me respondía que no era mi tiempo.

Pero la búsqueda puede dejarse sólo por un tiempo, a la larga siempre está ahí; sólo la disfrazas para dejar tranquila la conciencia. Así que la maquillé. Traté de aprender de tarot, carta astral y tantas cosas que quería saber. Nada de ello me completó, nada era suficiente y seguía sin encontrar sentido a la vida.

A pesar de vivir la quietud en esos tiempos; me sentía vacía, tenía todo para ser feliz, pero no lo era.


Comienza mi nuevo camino.

Conocer el Camino de la Consagración era un regalo que me esperaba a la vuelta de la esquina de cualquier sendero que tomara. Cuando llegué a él lo tomé sin dudar, en la certeza que era El Camino. La Consagración en Cristo es El Camino, siempre gradual, donde estableces una relación personal con el Dios Vivo, el Cristo que nos salvó de la antigua Ley, para establecer las condiciones que nos permitan dar un salto en nuestra calidad espiritual. Con Él como guía logramos conocer lo que el Padre Dios tiene planeado para nosotros y lo pones en acción aquí y ahora… por fin conoces el “para qué vine a este mundo”. Desde esta perspectiva toda acción realizada toma un profundo sentido, y la vida misma se vuelve una acción espiritual para volver a Dios, de la mano de nuestro Salvador, JesúsCristo.

Hoy, cuan Consagrada que soy, con Cristo como conductor, busco conocer la Voluntad del Padre para mí, y ponerla en Obra bajo la obediencia y la coherencia. La vida completa comienza a tomar sentido, un sentido espiritual. Hoy soy testimonio vivo de la autoridad de Cristo en mí, de su misericordia y de su poder transformador.

Verónica Díaz.
Consagrada Bajo Sacramento
Mayo de 2010