Los Consagrados Bajo Sacramento formamos un Cuerpo Espiritual bajo la Ley de JesusCristo.
Nuestro principal sentido es poner por Obra la Voluntad del Padre en cada uno de nosotros...

Cristo es un Dios Vivo

“Al Padre se llega por Espíritu y nadie más que el Hijo lo ha visto … “
 “El Padre y el Hijo son Uno en los Cielos, desde siempre
JesúsCristo





Después de pensar mucho tiempo sobre qué y cómo expresar mi testimonio, opto por contarles mi experiencia sobre  un punto que considero trascendental: ¡Cristo es un Dios Vivo!

Al principio, no lograba entender qué significaba: “Cristo es Dios y esta Vivo”. Pensaba que Cristo era el Mesías, un maestro o el hijo de Dios, pero nunca dimensioné su real portento.

Investigando sobre el tema, me percate que ésta es una discusión transversal a muchas creencias, religiones y filosofías, y a pesar que son grandes los argumentos y muy antiguos, aún hoy permanecen dudas, inquietudes y cuestionamientos.

Al conversar con algunas personas, me di cuenta que esta confusión está más presente de lo que uno se imagina. Muchos refieren que Dios es uno solo: el Padre.

Puedo afirmar que no solamente existe esta confusión, sino también que hay una resistencia tácita y explícita en muchos a que Cristo sea Dios. Hay una desconfianza imperiosa ante este planteamiento. Si uno sostiene su condición Divina, te miran como “fanático religioso” y argumentan que si bien JesúsCristo fue muy importante en la historia no fue tan diferente a otros profetas, maestros de luz o ángeles.

Aquí es donde me pregunto: ¿por qué es tan difícil creer que Cristo es Dios?, ¿por qué preferimos verlo como historia y no como presente?... Miles de interrogantes aparecen en mi mente y la respuesta es también una interrogante: ¿será miedo, costumbre y/o comodidad?

Si aceptamos que Cristo es Dios, nuestra vida cobra otra dimensión, otro sentido porque entendemos que Cristo, el Dios, encarnó en Jesús, el Hombre, para cumplir una parte fundamental del Plan de Salvación: el Hecho Crístico, el Hecho de los Tres Días de su paso por la muerte.

Evidenciamos que Cristo Dios nos ama de una manera tan pura y noble, que fue un Dios que, en obediencia a los designios de Su Padre, fue capaz de encarnar en un Hombre para darnos la oportunidad de elevarnos espiritualmente para conducirnos hacia la Voluntad del Padre.

Uff… ante esta verdad estamos en otro grado de responsabilidad y otra realidad en la vida. Gracias al Hecho Crístico puedo establecer una relación personal con Cristo Dios, puedo vivir mi Espíritu, soy libre de pecado, puedo alcanzar un estado de Gloria según mi siembra y mi vida terrenal ha cobrado un nuevo sentido, un sentido trascendental, ya que puedo Pertenecer a un Dios Vivo si me entrego a El de corazón.

Si aceptamos que Cristo es Dios, estamos afirmando que hay una Ley que gobierna al universo y toda su Creación, de manera perfecta y eterna. Siendo así, debemos regirnos por esta Ley que efectivamente existe y está vigente en estos Tiempos: la Ley de JesúsCristo.

Y aquí llegamos a un punto en que podemos establecer nuevamente miles de argumentos, teorías y comprensiones acerca de la divinidad de JesúsCristo, pero puedo afirmarles que esto no servirá. La única forma de afirmar que Cristo es Dios, es a través de la vivencia Espiritual: “Existe el Espíritu Santo, Cristo y el Padre Creador. Todo lo que provenga de esta Trinidad Sagrada y Superior, que la reconozca, que no la tergiverse, que la adore y se incline ante ella, pertenece al Bien. A esta Trinidad se le llama LEY y su expresión en el Hombre es el Hecho Crístico. No hay otra vivencia real más que la vivencia del espíritu, la vida interior que se alza y habla, señala, ilumina, da inteligencia más que toda erudición humana. Sabiduría es un nombre de Cristo. Sabios son los servidores de Cristo, en este y otros mundos, tangibles e intangibles. Maestros son los Sabios Servidores de Cristo. Maestros de paz, ángeles de cuerpo y tangibles ante la fe y por la fe. (Libro Ara, Ediciones El Gran Fundamento, año 2000, reflexión 36)”.

Me permito ser enfática en ese punto, ya que lo sentí, lo experimente, lo viví y eso va más allá de cualquier teoría: es una realidad. Logré entender que Cristo está Vivo y que no acepta que uno se quede en el cumplimiento de formas y formalidades. Él nos conoce hasta el más mínimo pensamiento y sentimiento, y desea que crezcamos espiritualmente. Nos desea bajo su Gracia caminando para el cumplimiento del Plan. 

Hasta enero de este año 2010, yo me sentía entusiasmada de pertenecer a un camino de Consagración, me comprometía a todo y con todo. Había encontrado un refugio, un remanso de Paz, pero me comportaba como miembro más de una iglesia, de un grupo de crecimiento personal, o de una institución con objetivos nobles, buenos y casi quijotescos. Pero no, esto no era lo que Cristo quería de mi, me mostró una vez más que estaba perdida en las formas, me ví enfrentada a mi postura fundamentalista, mentalista y egocéntrica. El mensaje era claro: Él deseaba mi compromiso espiritual y la comprensión de su portento.

Estaba bien ser comprometida, responsable, activa en el quehacer, pero sin espíritu y sin una conexión espiritual y personal con Dios nada tiene sentido. Esto es así, y en su infinito amor me da las instancias para vivir Su presencia cercana y tangible, y llegar así al nivel que Él necesita para ser su discípula y servidora en Su Reino.

¡Cristo, cuán Dios, prepara Su Segunda Venida en gloria y potestad! Si aún hoy dudamos de Su Divinidad, será en ese momento donde se acabarán estas discusiones o teorizaciones. No cabrán confusiones, porque todos afirmarán que Cristo es Dios Vivo y presente.

Finalmente, emerge una nueva interrogante: ¿por qué debemos esperar siempre hasta el último minuto? Cristo ya está interviniendo, y hoy nos dice que “ya no basta con creer, es necesario Consagrarse”.  Y este camino de Consagración es la vía para poder  de su mano alcanzar la Voluntad del Padre.

Ya no podemos darnos el lujo de esperar, estamos en Tiempos de Tribulación, no hay más tiempo,  hay que optar!






Gracias doy a Cristo, por permitirme ser parte de este Camino,
y poder dar testimonio de su existencia y portento.




Ana Eugenia Chevarría Clavijo
Consagrada Bajo Sacramento
Octubre de 2010



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La Oración

Cristo Jesús enseña que:

“Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. Pero tú cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que esta allí a solas contigo y tu Padre que ve lo que haces en secreto te dará tu premio.
Y al orar no repitas palabras inútiles como lo hacen los paganos, que se imaginan que cuanto más hablen más caso les hará Dios .No sean ustedes como ellos, porque su Padre ya sabe lo que ustedes necesitan antes que se lo pidan.” ( Mateo 6, 5-8)

Como lo dice esta cita bíblica de Mateo, la oración es una instancia de encuentro con nuestro Dios Vivo, es un dialogo entre el Hombre y Cristo a puerta cerrada.

Hacemos oración para estar cerca de Dios y en Dios; no debe ser un rezo aprendido sino que usando palabras que entendamos pues lo básico en la oración es saber lo que se dice y para que la hacemos. Esta debe ser una conversación, un dialogo abierto con JesusCristo, para aquietar nuestra alma, para agradecer, para alabar y declarar nuestra fe en nuestro Dios creador.

Los seres humanos oramos porque nos permite conectarnos con el Reino de Dios y estar cerca de El, y es la principal herramienta que posee todo ser espiritual. Debemos orar en espíritu, sin intenciones oscuras, sino que con quietud del alma y con buena disponibilidad hacia la voluntad de Dios.

Al aperturar la oración nos dirigimos al Padre creador y para eso colocamos a Cristo Jesús como único intermediario, el único con la autoridad de presentarnos ante el Padre Celestial. Conversamos con Cristo Jesús, con actitud humilde y usando un lenguaje de respeto, sincero, y siempre recordando que nos estamos dirigiendo a Dios. Cerramos la oración declarando nuestra fe y confianza en el Reino y nuestra disposición para aceptar la voluntad del Padre Creador en nosotros.

Debemos orar con fe y honestidad para que nuestra oración sea escuchada por el Reino, teniendo presente el perdón, y este sentimiento debe ser real y verdadero, ya que sin arrepentimiento no hay perdón.

La oración también es aquella que hacemos en un tiempo breve, cotidiano, permanente, con objetivos específicos como por ejemplo, agradecer a nuestro Dios por alguna situación o condición especial.



Mi relación con Dios

De niña sentí un llamado espiritual, que no lograba identificar ni canalizar como un llamado de Cristo en mí. Por largo tiempo creí que este sentir en mi espíritu era para seguir una vocación religiosa.

A pesar de que dialogaba frecuentemente con JesúsCristo, con el pasar de los años y coincidentemente pertenecer a un colegio con formación católica, este dialogar lo fui perdiendo y mis oraciones se convirtieron en algo formal, en rezos repetitivos, sin sentido. Recuerdo haber aprendido el Padre Nuestro sin conciencia de lo que decía, solo lo repetía, sin nunca recibir el significado de tan relevante oración.

Los rituales aprendidos eran para mí extensos y monótonos, y solamente apreciaba cercanía con Dios cuando estaba atribulada, agobiada y hacia alguna petición sobre un hecho concreto, que consideraba importante para mí sin tener la claridad que todo depende de Dios y se hace conforme a su voluntad.

En la confesión, que era otro de los rituales, nunca tuve conciencia del real arrepentimiento y perdón que Cristo nos ha enseñado.

Hoy como Consagrada en Cristo, he aprendido y comprendido lo vital que es la oración en nuestras vidas, ya que Cristo está en el espíritu de cada uno y no necesitamos de un intermediario o templos de ladrillos para que Él nos escuche, al contrario, Cristo no es un Dios lejano como se suele creer, Él esta presente en cada momento de nuestro día; Él nos conoce y sabe nuestras necesidades y peticiones; Él solo espera que lo busquemos y tengamos una Relación Personal con el Dios que es y así llegar a conocer la Voluntad del Padre y ponerla por obra.

En estos tiempos de tribulación que vivimos y donde el mal está tan presente en el mundo, es muy importante que los creyentes conozcan al Cristo Vivo, al Dios verdadero, que no es aquel que murió en la cruz, sino aquel Dios cercano que nos escucha y ama. Sabemos que su Segunda Venida está muy acerca, por eso que es trascendental tener una verdadera relación con el Reino de Dios, para que cuando El venga estemos preparados en la espera y no pase Cristo desapercibido ante nuestros ojos. Esta relación se inicia con la oración de corazón en un verdadero dialogo con el Dios Vivo. Para ello los Consagrados y Sacerdotes hemos abierto Círculos de Oración que compartimos con los creyentes para que estrechen su relación con Cristo y a través de este dialogo directo con Dios, puedan recibir en sus espíritus, su voluntad.


Verónica Álvarez Ríos
Consagrada Bajo Sacramento
Octubre de 2010.


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Si Dios Quiere...

He estado reflexionando sobre esta frase tan usada por todos, y no puedo dejar de notar que hay algo (o todo) de ofrenda en ello, que cada vez que uno organiza una junta, una actividad o lo que sea a título personal, laboral o de cualquier índole, siempre se termina la frase diciendo “si Dios quiere”… como una sentencia. Así damos y reconocemos la Autoridad que ante cualquier proyecto personal, por sencillo que sea, como juntarnos a la salida del trabajo para ir al cine o comer, o más importante como entrar a la universidad, o aprobar el examen de grado, o calificar para un trabajo, etc. ... lo concretaremos sólo si el proyecto es agradable a Dios, por tanto así Dios lo querrá. Y complementando esto, si el proyecto se concreta, es “gracias a Dios”; y si no se concreta, él o los afectados se recienten mucho, y de acuerdo a la trascendencia del proyecto, algunos, los más sabios, lo aceptan en humildad, otros despotrican y otros se rebelan, pero los espectadores de este fracaso sentencian nuevamente diciendo “Uno propone, pero Dios dispone”.

Es importante darse cuenta de esto, ya que aún en la “semi-inconsciencia”, reconocemos a Dios como Ser superior de quien depende nuestra vida.

¿Qué quiere Dios para mí?
¿Qué quiere Cristo de mí? ¡Qué persona no quisiera saber esto!: el tener esta información valiosísima para saber administrarse en el mundo. Yo recuerdo que en mi adolescencia, un aspecto que sentía como muy injusto, y que con el ímpetu de la juventud le reclamaba a Dios, tenía que ver con no saber que esperaba Él de mí para no cometer errores en la vida, sobre todo que en ese momento yo vivía bajo el fraude de creerme “nacida en pecado”, y no sabía que este tema estaba saldado y aclarado con la venida de Cristo en Jesús, y la gran liberación producida luego de los Tres Días de Su Victoria.
Hoy transito un Camino de Verdad y conciencia, donde tengo certezas de alcanzar a conocer lo que Dios quiere de mí, lo que constituye un inmenso regalo que se obtiene bajo La Gracia de nuestro Señor, la cual está abierta para todo creyente. Por lo mismo, desde hoy mi mayor meta en la vida, mi “brújula” y “mapa del tesoro”, es mi Pertenencia a Cristo, que debe estar a la base de todo mi actuar, y ser coherente con un plan personal de trabajo, para llegar a comprender y compenetrar, hasta ser lograda en mí, la Voluntad de Dios.
Todo Consagrado, bajo la Ley de nuestro Dios JesúsCristo, transita este camino para llegar a descubrir quién es y qué quiere Dios de él, lo que llamamos índole, y luego trabaja por hacerla realidad, para llegar a ser lo que verdaderamente es, que no es otra cosa que “poner por obra la Voluntad del Padre”. Aquí es Cristo Dios quien guía. Su Amor y Misericordia son inconmensurables. Otorga un Orden para administrarse conforme a Su Ley, y así conduce de acuerdo a lo que cada uno es y al grado de avance en el camino. Asumir esto es asumir la Pertenencia a Cristo.


Desde ahora en adelante mi compromiso es vivir conforme a lo que es la Voluntad manifestada por Dios en el espíritu que me vive, siendo coherente con su consecución, suscribiéndome a las indicaciones que Cristo me advierte, porque en esta Pertenencia, en este caminar bajo la obediencia, están contenidas las claves para su logro. Así, espero dar un salto para llegar a ser lo que Cristo Dios me manifiesta hoy en esta etapa del camino.
Por tanto, como se ha dicho tantas veces, el camino no es “Cristo dice y yo obedezco”, eso es obediencia ciega, por tanto ovejuna, de un rebaño que no piensa ni reflexiona. Dios no espera que lo sigamos sin saber por qué ni para qué, eso no es caminar, es dejarse arrastrar y Cristo espera más de nosotros, justo lo contrario, para eso nos lo da todo y nos entrega al Espíritu Santo.
La clave entonces es: “Cristo me habla (Pertenencia) en mi particularidad (índole), yo agradezco, investigo, estudio, discierno, tomo conciencia y me vivo la Consagración de acuerdo a las luces que Cristo me entrega”, que corresponde a un nivel de obediencia iluminada: la obediencia de un Consagrado a Dios, en donde es clave la Sabiduría que emana de la Madre Espíritu Santo.
Por tanto, ya superamos la frase “Si Dios quiere…” (y no está mal estar consciente de ello), en el entendido de la claridad y en el anhelo genuino de autorizar que nada de lo que nos propongamos se concrete si no es agradable a Dios, y por tanto, si no está bajo el Orden de Dios Padre.

Ahora avanzo en la conciencia de lo que Dios quiere y espera de mí. De ahora en adelante mi oración es: “El Espíritu Santo me instruye, Cristo me construye”, yo solo camino de acuerdo a lo convenido con Dios, con la mirada y el anhelo puestos en el paso siguiente.

Los creyentes que aún no alcanzan la Gracia de la Consagración tienen la posibilidad de prepararse para llegar a esta etapa, y conocer lo que Dios espera de ellos. Para ello cuentan con el Magisterio del Espíritu Santo, y podrán disponer de todas las herramientas que entrega un camino de Santidad y Sabiduría como este.
Que la urgencia de Cristo sea tu urgencia… y no otra.
En Cristo, mi Señor,
Hermana Paz Ojeda
Consagrada Bajo Sacramento

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JesusCristo y el Bautizo

Sabemos que Cristo encarnó en Jesús y estableció una Ley para la consagración de todos los creyentes: El Bautismo.
Juan el Bautista avisa que él bautiza por agua y que vendrá otro que bautizará con un Sello superior: por Fuego. Con Nicodemo, un líder de los Fariseos, Jesús declara que para entrar al Reino de Dios se debe nacer por Agua y por Fuego. Entonces por estos dos Sellos: Agua (psiquis-alma) y Fuego (Sello de nueva vida en el Espíritu), el Ser queda en grado de recibir conscientemente el Espíritu Santo.
El Bautismo es el inicio del Camino de Consagración para el creyente, un camino de vivencias en el Espíritu. El Sello de Agua se hace bajo autorización de Dios Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Con el Sello de Fuego la persona comienza a tomar plena consciencia de su propio Espíritu y queda en grado de reconocer y vivenciar el Espíritu Santo. Se realiza por imposición de manos y debe ser llevada a cabo bajo las claves del Sacerdocio de Cristo.
El Bautismo es el piso de la Consagración del creyente, es un Nacer de Nuevo, y desde ahí la vida del Hombre da un vuelco hacia la inmortalidad y la gloria celestial.
Con el Sello Bautismal todo hombre y toda mujer pueden ser Sacerdotes y cumplir los pasos superiores de su consagración en la tierra.
Con este Sello, que se constituyen en un Sacramento: El Bautismo, el Hombre ha iniciado su caminar para llegar a hacer la Voluntad de Dios en él. De acuerdo con esto, es fundamental que el Bautismo sea una acción consciente, por lo tanto, todo recién nacido, como es un Ser inocente, no necesita bautizarse pues está en la plenitud de la Gracia. El bautizar a niños es aseverar que Cristo no vino.

Testimonio: El despertar de mi Espíritu.

Me Bauticé y así comencé este Camino de Consagración y Sabiduría sin saber ni pensar plenamente lo que era, solo sentía que mi espíritu me invitaba a conocer a Cristo. Con cada charla que tenía, mi espíritu se emocionaba y vibraba al conocer la Verdad de Cristo, que es un Dios muy distinto al cual yo conocía. Me maravillaba el saber que era un Dios Vivo, un Dios que nos habla, escucha y nos guía, un Dios que ha existido desde siempre. El conocer el Hecho Crístico cambió totalmente mi visión sobre la vida. Saber que el mismísimo Cristo encarnó en un hombre para cumplir con el Plan Perfecto del Padre, y que fue Él quien bajo La Gracia, y en una clara manifestación de su infinito amor por nosotros, nos liberó de los infiernos y reestableció el espíritu, la verdadera vida, en nuestra existencia.
Cada vez que hablaba con mi guía, sentía una alegría tan grande y me preguntaba por qué en la iglesia nunca nos habían dicho estas maravillas: que éramos salvos, que estábamos bajo La Gracia, que ya no nacíamos en pecado, que nacíamos inocentes, y que por ende, entre otras cosas, no es necesario bautizar a los niños, que son seres puros. No lo entendía y en mi cabeza no cabía el motivo de ocultar todo el portento que encierra el Hecho Crístico. Ahora, después de haber iniciado este Camino de Consagración, entiendo las razones de por qué las instituciones religiosas no admiten esta gran verdad, y es que si se conociera esta realidad, perderían el poder que tienen sobre sus fieles, y ya no tendrían más ovejas que guiar, porque el Hombre sería libre y se guiaría por la relación personal con Cristo.
En mi Bautismo por Aguas (Purificación) y por Fuego (Sello del Espíritu Santo), sentí que estaba viviendo lo más emocionante y liberador que me ha pasado en esta existencia. Saber que con estos Sellos soy partícipe del Plan de Salvación, que tengo una Pertenencia al Cristo Vivo, y que por ésta seré reconocida en los Cielos, es el goce más grande que he podido experimentar.
Y es así como conozco a Cristo, ese Dios que nos guía por el Camino que nos conduce al Padre; y es la Madre Espíritu Santo quien me entrega la claridad de que debemos llegar a ser Agentes del Reino sobre esta Tierra, y que esta vida que el Padre me ha otorgado tiene por objetivo cumplir con Su Voluntad.
Desde mi Bautismo, cada día es una nueva oportunidad de aprendizaje y de elevación de mi espíritu, y mi sustento es Cristo, porque me da su alimento divino, vivo Su poder transformador y Su Amor. Desde mi Bautismo he podido desarrollar una relación personal con Cristo y hoy entiendo claramente la enseñanza que Jesús le manifestó a Nicodemo: La opción para la verdadera vida es Nacer de Nuevo.

Rosa Murillo
Consagrada Bajo Sacramento.

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He decidido VIVIR... Testimonio

¿Sabías que hoy tu puedes elegir Vivir?, porque vivir no es tener cuerpo tangible que tenemos que alimentar y concederle todos los deseos, sino tomar conciencia del Ser interior que nos vive, el Espíritu, y hoy quiero contarte esto porque antes de conocer esta verdad yo era un muerto, sí como lo lees, un muerto como muchos que mandan o leen hermosas cadenas por mail, que transitan por la web con frases como “El Padre te Ama”, “Que Dios te Bendiga”, que no hacen más que alimentar el Alma incrustando la mentira de que si ya Dios nos ama, nada más debemos hacer. Hoy te quiero llevar más allá, a la Verdad, esa que ha estado oculta por siglos.

Todos hemos sido creados por el Padre y hemos sido creados a su imagen y semejanza. Somos amados por el Dios Hijo, JesúsCristo es su nombre y somos amados por la Madre Sabiduría, que también es llamada Espíritu Santo, y todos tenemos el origen en el Reino de la Raíz. Todos somos espíritus primero que carne; somos hijos del Mismo Padre. La diferencia está en la conciencia de saberlo y hoy te quiero llevar a esa toma de conciencia, para que tu también decidas Vivir, como lo hice yo.

Soy Consagrada, no soy creyente, tengo un Sello de Pertenencia que me hace parte de la Casa Espiritual de Cristo. Eso significa que el Dios que a mi me bendice es real, concreto, me reconoce como su hija y me ha llamado a ser parte de su Plan de Salvación, Plan Macrocósmico que está fuera de todo entendimiento humano y terrenal.
Yo no te hablo del dios inventado por los hombres o el de las religiones, el que acomodamos a nuestras necesidades. Estoy hablando del Dios que siempre ha sido y es, el Dios de los Hombres y de los Ángeles, el mismo que vino hace 2.000 años, el que entregó labores sacerdotales a las mujeres, el que eligió a su 12 apóstoles para declarar esta Verdad, que con en el paso de los años los propios hombres fueron sepultando.
Hablo del “Cordero de Dios que quita el pecado del Mundo”. ¿Qué significa esto?, que en sus 12 días de sufrimiento desde que fue apresado y recorrió su camino con la cruz sobre sus hombros pagó por la deuda que tenía pendiente Caín por la muerte de su hermano Abel. Y en los Tres Días de su Muerte (lo que es llamada semana santa para el mundo cristiano, muerte, resurrección y gloria), en estos Tres Días, por amor a su Padre, por amor a ti y a mi, desciende al corazón del principado tenebroso, y arrebata los poderes que esclavizaban al hombre –la muerte que estaba en poder del Demonio-, abriendo los Cielos, elevando a los santos y estableciendo la Ley de Resurrección. El Espíritu de los Hombres es liberado para que éste tome nuevamente el Gobierno en cada persona. El estado de VIDA, es recuperado para el hombre, por gracia, gloria y bendición de nuestro Salvador y Redentor.

Desde entonces la relación con Cristo, cuan Dios, queda abierta para que cada Ser pueda ser conducido al Padre Creador. Luego el Espíritu Santo desciende para entregar Magisterios y poderes a los fieles y consagrados (Pentecostés).
Desde este Gran Hecho de Cristo o Hecho Crístico, todo Hombre sobre la faz de la tierra queda libre del “Pecado Original”, por lo tanto, todo hombre Nace en La Gracia… dice Pablo, “ya no nacemos al pecado, sino que nos hacemos al pecado”. Es decir, el pecado original ha cesado su mácula y el estado de VIDA ha pasado a constituir la condición natural del Ser Humano debido a La Gracia. De esta Vida te hablo…esta es la gran Verdad. Si tú, que estás leyendo este artículo eres nacido en “La Gracia”, que Cristo nos entregó a titulo de nada, porque nada hicimos para merecerla, pero hoy tenemos toda una vida para vivirla.
Por Cristo en Jesús, hay un antes y un después de todo hombre en esta tierra, se crea o no. El sólo nos pide que contemos esta Verdad a todo creyente de fe y hoy es a ti a quien le entrego mi testimonio. De La Salvación y La Gracia nace la responsabilidad del Hombre, y su opción, ante una meta superior: alcanzar la Voluntad del Padre. Todo el que esté vivo, lo está porque vive en el Espíritu y ha despertado la conciencia para alcanzar la Meta de llegar al Padre por opción y libertad… todo aquél que cree que vivir es efecto del tránsito por esta Tierra, con sus naturales formas de desarrollo siempre lineales –nacer, crecer, tener, estudiar, trabajar, procrear, sostener, envejecer y morir- yace Muerto…
Ahora, desde esta nueva conciencia, te invito a que te pongas de frente esta verdad y tomes la mejor opción:
a).- leo y reflexiono sobre este testimonio y me pongo de frente a esta posibilidad e investigo.
b).- siento que me identifico con el dios de los hombres y sigo mi camino
c).- tengo comprometida mi pertenencia a una iglesia y le soy fiel a ella
d).- no tengo tiempo, más adelante lo pensaré, aún no es el momento
e).- todas las anteriores
f).- ninguna de las anteriores
g).- estoy en rebelión con dios porque permite que los inocentes sufran



Varias son las posibilidades, pero no puedo dejar de recordarte… Vivir o Morir está en tus manos.




Pamela Farías
Consagrada bajo Sacramento


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Nacer de Nuevo… Testimonio

JesúsCristo le dijo a un fariseo llamado Nicodemo : “ Te aseguro  que el que no nace de nuevo no puede ver el Reino de Dios” (Juan:3,3 ), y este nacer de nuevo es tener una nueva vida , dejar atrás el pasado con sus cargas de errores y aflicciones; es un regalo al que todo creyente puede aspirar.

Este nacer por agua y Espíritu que enseñaba JesúsCristo es el Bautismo en edad consciente. Sabemos por JesúsCristo que en los tres días de su muerte carnal nos liberó de toda mácula y restauró nuestro espíritu, condición original de todo ser adámico, y que desde entonces no nacemos en pecado sino que nos hacemos al pecado.

Efectivamente, al caminar por este mundo material y temporal caemos nuevamente en las faltas y yerros y nos vamos haciendo al pecado. Pero Cristo nos ofrece en su Plan de Salvación, la posibilidad de volver a levantarnos, optando por seguirlo a El como nuestro Salvador, a través de este camino de Consagración que se inicia con el Bautismo y que nos conduce a conocer y hacer la Voluntad del Padre.

Mi nueva vida

La inquietud espiritual me vivió desde muy joven. No lograba comprender el sentido
de esta vida efímera y desigual; participé activamente en la religión heredada de mis padres y ante el vacío que no lograba llenar, indague también en lo esotérico con sus disciplinas pseudo-espirituales, donde a pesar de la entrega no obtenía respuestas coherentes.

Teniendo una vida familiar, laboral y social ordenada y sin grandes sobresaltos, me faltaba lo mas importante que solo hoy logro comprender: la conexión con mi Espíritu, la chispa divina que nos fue restaurada por Cristo y que me permite tener conciencia de que soy un Ser espiritual.

Nacer de Nuevo por Agua y Fuego en mi Bautismo; reconocer a JesúsCristo como mi Dios Salvador e iniciar una relación personal con El, ha sido el inicio de la verdadera vida. Entender el por qué estamos en este mundo, hacia donde vamos, el sentido de la vida; conocer y comprender lo trascendental: El Amor infinito de Dios, que nos dio el Plan de Salvación, dádiva divina cuyo hecho de salvación más trascendente y liberador se verifica en los tres días de la muerte de CristoJesús y los hechos que allí acontecieron, los que no dejan indiferente a nadie que entra en esta Verdad indesmentible y liberadora. Estos hechos los conocemos como el Hecho Crístico.

No parece fácil transitar por el camino de Consagración; porque la carga del pasado se hace sentir, al vivir por mucho tiempo en este mundo, donde el hombre no conoce al Dios verdadero y con seguridad lo ha acomodado a su manera, conforme a su conveniencia e intereses, produce una resistencia inicial, natural a la condición humana… más con las armas de la consagración dispuestas por JesúsCristo quien guía esta senda de amor y liberación, he podido ir modificando viejas costumbres, luchar concientemente para vencer el ego, el carácter y tantas deformaciones aprendidas. Ha sido todo un desafío que se ha ido logrando porque es Cristo quien me conduce, quien me transforma; quien me ha entregado las herramientas para combatir las cuestiones oscuras del alma: Es a El a quien entrego todo porque a El pertenezco. El es la única Verdad que hoy conozco y vivo, y en la medida de mi avance se va afianzando esta relación personal con él, y la confianza en su conducción hacia la meta por la que cada Ser retorna a esta vida en la carne… conocer la Voluntad del Padre y retornar al origen.



María Teresa Ríos A.
Consagrada Bajo Sacramento
Julio 2010.

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UNA DISPENSACIÓN, UN NUEVO ORDEN

Ha descendido una Dispensación, un nuevo Orden establecido por el Reino del Dios Vivo.

Una Dispensación es una clara intervención del Reino de Dios sobre la Tierra y sobre los Hombres. Un acto al modo de Dios y no de manera de cómo lo concebimos los humanos. Se prepara en vida pre-terrenal, espiritualmente primero. Sin una Dispensación, una acción directa de Dios, nunca habrá un Orden superior entre los Hombres. Es una dádiva del Reino Vivo.

Una Dispensación posee un Orden y Objetivos que van en pos de alcanzar metas espirituales, no mundanas, no humanas, cuya esencia será recogida, en su día, por el mismo Dios.

Hoy estamos viviendo una nueva intervención de Dios sobre esta Tierra. Vivimos tiempos de tribulación, en el que todas las cosas están cambiando y muy rápido. Es un tiempo de preparación para este nuevo Orden que ya está en ciernes.


Mi Nuevo Orden Personal.

Cuando buscaba una nueva salida para resolver mi atribulada vida, me invitan a participar en una reunión. Poco sabía de qué se trataba, pero acepté. De esta forma me entero de un Camino de Consagración y Sabiduría, inserto en una Dispensación de Paz, y sentí y vislumbré algo muy especial que hoy, aún no sé cómo describir.

A fines del año 2005 y a comienzos del 2006, lograba concretar una serie de sueños y metas (profesionales, laborales, materiales, etc.) que me había propuesto y por las que había trabajado, luchado y endeudado, durante mucho tiempo. Estaba casada y me sentía orgullosa porque iba a cumplir 30 años de matrimonio. Mis hijos mayores estudiaban sus profesiones, la más pequeña, asumiendo sus estudios de enseñanza media. Todas estas situaciones eran muy anheladas y ambicionadas por mí, por lo que me sentía orgullosa, sin embargo no encontraba sentido a mi vida, todo era muy triste y me sentía muy sola y agobiada.

La relación que mantenía con mi esposo era conflictiva, la convivencia con él era muy tormentosa, llena de mentiras y engaños. Más siempre busqué muchas vías de solución para mantener y mejorar la relación de pareja y vida familiar (terapias individuales, familiares, de parejas, asesorías psicológicas, psiquiátricas, grupos de apoyo de la iglesia católica, etc.) pero todo fue en vano.

Asumido este Camino de Consagración, comencé a comprender que lo que había vivido y por lo que había “luchado” con tanto dolor, todos esos años, había sido una mentira, que quise mantener dentro de un contexto social y religioso de este mundo.

Había que cambiar y reordenar todo. Necesitaba una fuerza superior para ordenar mi vida. Desde mi interior, y hoy lo comprendo, escuché y liberé el Espíritu que me vive, elevé oraciones pidiendo a Dios, a JesúsCristo, y al Espíritu Santo; ayuda, claridad y más fuerza. Oraba a Dios, y le pedía que se hiciera su Voluntad, que yo acataría su decisión. Yo lo percibía y sentía que me estaba acompañando y eso me daba las fuerzas para continuar.

Cada vez que me relacionaba con Cristo, sentía que no me abandonaría, que me salvaría del abismo, que me “rescataría de los que querían quitarme la vida y de todas las calamidades”, que me guiaría, que me sanaría.

Poco a poco y con mucha Fe en Cristo, que no me abandona y que me ama, he ido ordenando mi vida, disolviendo, entregando, desarmando, modificando, soltando. Todo en un nuevo orden, un orden espiritual, ya no en lo mundano ni material. Eso ha sido gracias al Poder transformador de Cristo.

Entonces me doy cuenta que la Dispensación que hoy vivimos, como intervención del Reino sobre los Hombres, también es una intervención personal en cada uno. El ha intervenido directamente en mi y ha provocado este cambio, un nuevo Orden en mi existencia. Una nueva forma de ver y comprender los hechos y situaciones que ocurren en mi vida


Algo maravilloso estoy viviendo hoy, reconociendo y venciendo mis emociones, mis temores, mis angustias, mis dudas. Vivo en oración, en Paz, con el Amor de Cristo, Su Ley, y todo aquello que ha descendido y se nos entrega día a día desde el Reino Celestial para ésta, nuestra “Dispensación de las Vísperas del Milenio de Paz” que ya está sobre nosotros.




Susana Miranda Cortés
Consagrada Bajo Sacramento
Santiago, junio 2010.

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Consagrados Bajo Sacramento Santiago

Los Consagrados Bajo Sacramento formamos un Cuerpo Espiritual bajo la Ley de JesusCristo.

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